Soy mariscadora en la Ría de Vigo y a la vez presidenta de la Asociación de Mariscadoras Virxe do Carme de Arcade (Soutomaior). También presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca (Anmupesca) desde 2016.
Anmupesca es una entidad sin ánimo de lucro que busca el reconocimiento y la puesta en valor de la aportación de las mujeres al sector de la pesca en España; nace desde el movimiento asociativo, logrando la incorporación de más de 30 asociaciones que congregan a más de 10 mil mujeres vinculadas al mundo del mar de todo el territorio nacional.
Llegué a este camino después de casarme y entrar en contacto con mi suegra, mariscadora también y muy activista en la defensa de los derechos y mejoras del colectivo de mariscadoras en los años 90 del siglo pasado. Además, entendía que esta profesión me permitía compatibilizar mi vida familiar cuando tuve a mis dos hijos. Pero enseguida me enamoré del mar y puedo decir que amo profundamente mi profesión y todo lo que implica.
La búsqueda de la igualdad junto al viento y la marea
Son muchos y diversos los retos sobre igualdad de género que he afrontado y la verdad es que cuando miras hacia atrás te das cuenta de que no los llamaba retos, sino simplemente los asumía y los superaba porque entendía que era así como había que mejorar.
Desde visibilizar nuestra profesión y darle valor, hasta defender cuestiones como el hecho de que nuestros aparejos de trabajo no han evolucionado nada, que arrastramos los mismos que nuestras abuelas, o como tenemos enfermedades derivadas de nuestras profesiones que no están consideradas como profesionales y las denominan comunes cuando son fruto de nuestros trabajos, por ejemplo las continuas infecciones de orina que soportamos las mujeres y que tienen que ver con la humedad que sufrimos continuamente en las mareas. Esto sin dejar de mencionar otras cuestiones tan banales como el hecho de no tener un lugar donde cambiarnos cuando venimos de las mareas y hay que hacerlo al aire libre sin protección, etc.
Afrontamos una serie de dificultades de las que tuvimos que encargarnos solas, las sufrimos hasta que nos dimos cuenta que esto no podía ser, de que la calidad de nuestro trabajo es fundamental para llevar una vida digna y saludable. Por destacar uno de los últimos retos conseguidos es el de los coeficientes reductores para la edad de jubilación que teníamos en el marisqueo a pie, integrado mayoritariamente por mujeres, frente al marisqueo a flote, integrado por hombres. Nosotras teníamos un coeficiente del 0.10 y ellos un 0.15. Pues hemos conseguido equipararnos al 0.15 y hoy ya no existen diferencias de género en ese indicador. Paralelamente, hemos conseguido que las rederas, único colectivo del sector de la pesca y curiosamente integrado prácticamente al 100% por mujeres, tuviesen también este coeficiente, una lucha que duró más de 20 años.
El conocimiento de trabajar en el mar como elemento esencial para la sostenibilidad
Uno de nuestros grandes aportes a la sostenibilidad, más allá de los esfuerzos que hacemos por la igualdad en nuestro ámbito laboral, es el conocimiento, experiencia y contacto con el medio marino.
Creo que las y los profesionales que estamos en contacto directo y a diario con el medio marino somos quienes más conocemos de sus características y necesidades. Este conocimiento lo tenemos que poner al servicio de la Administración y de la comunidad científica, para ayudar a la recuperación de este entorno y permitirle que siga siendo tan rico como lo ha sido en generaciones pasadas.
No podemos pasar a la historia de la humanidad por ser la sociedad que, viendo el deterioro y el daño que el progreso y nuestro estilo de vida causa a la naturaleza, no haya actuado para frenarlo.
Si quieres conocer otros testimonios como el de Rita Míguez, puedes acceder a nuestro especial por el 8M, donde contarás con otros artículos de mujeres de diversos campos que trabajan por un futuro más sostenible e igualitario.