El pasado 23 de diciembre, el mundo de la conservación perdió a uno de sus más fervientes defensores, Suso Garzón. Este naturalista destacó como pionero en diversos campos en nuestro país, desde la investigación de especies en peligro de extinción como el lince, el lobo, el águila imperial, el buitre negro o el urogallo, hasta ocupar cargos institucionales relevantes como conservacionista. Además, dejó una marca indeleble al proteger espacios naturales de gran importancia, como Monfragüe, y al impulsar la trashumancia, demostrándonos que todos los senderos son válidos para aquellos comprometidos con la preservación de la naturaleza.
“Todos hubiéramos querido ser Jesús Garzón, el naturalista que más admiración suscita en Europa” escribía el periodista ambiental Benigno Varillas en 2001 en un artículo dedicado a Jesús Garzón en el número 188 de la Revista Quercus, y reflejaba perfectamente la relevancia de Garzón.
Nacido en Madrid en 1946, Garzón desde niño tuvo un contacto directo con la trashumancia. Su camino al colegio en Lagasca por el parque Retiro, lo hacía encontrarse en la Puerta de Alcalá con las ovejas que subían en primavera hacia Guadalajara o que volvían en otoño a pastar a Toledo o Extremadura. Imagen que años después recuperaría, cuando ayudó a reconquistar los antiguos recorridos trashumantes y la aprobación de una nueva ley que protegiera las vías pecuarias, haciendo posible que cada octubre desde 1994 la capital española se vuelva a vestir de gala para recibir rebaños que enaltecen el papel del pastoreo y la ganadería extensiva como motor de desarrollo y cuidado de la biodiversidad.
Una de sus batallas más emblemáticas llegó en la segunda mitad de los años 70 cuando, con determinación, se opuso al proyecto del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) de convertir Monfragüe en plantaciones de eucaliptos. Acompañado de su familia dispuso su lugar de residencia al servicio de este valioso espacio de la naturaleza ibérica, arrendó fincas y logró apoyos nacionales e internacionales. Actuación que al día de hoy está considerada la tercera experiencia de custodia del territorio en nuestro país, tras Doñana y el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega, impulsadas a finales de los años 60 por Adena, Tono Valverde o Félix Rodríguez de la Fuente, entre otros. Finalmente se logró la declaración de Monfragüe como Parque Natural, en abril de 1979 y fue decisivo para que a día de hoy Monfragüe sea un Parque Nacional (2007) refugio de aves excepcionales como el buitre negro y el águila imperial.
Nombrado Director General de Medioambiente de la Junta de Extremadura en 1984, durante tres años Garzón demostró, ya en los años 80, que un ecologista también podía impulsar la gestión ambiental desde los despachos. Sin embargo, su andar nómada lo llevó a seguir explorando caminos desde otros espacios y entidades como Adenex, WWF-Adena, SEO/Birdlife, ARCA, CODA, Fondo Patrimonio Natural, la Asociación Concejo de la Mesta o la Asociación Trashumancia y Naturaleza, todas ellas entidades que ayudó a impulsar.
En las últimas tres décadas Garzón fue un pionero en la defensa de la trashumancia, reconociendo sus beneficios tanto para el medio ambiente como para la sociedad. Su visión moderna de la vida rural, con tecnología y respeto por la tradición, destacó la importancia de mantener viva esta práctica, además de reivindicar que se puede imaginar una España que siempre esté llena.
Sus andanzas también lo llevaron a participar en el Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA) en varias ocasiones, aportando desde el diálogo y la reflexión a la defensa de los valores ambientales, sociales y económicos de la trashumancia, especialmente en un contexto de cambio climático. El último hito de su legado llegó el 6 de diciembre de 2023, cuando la Unesco declaró el pastoreo trashumante como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Son muchos más los caminos que recorrió este naturalista para proteger el verde que hoy gozamos, muchos los reconocimientos que recibió como el Premio Fondena y el Premio de la Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad, y muchos los artículos que llevan su firma; pero hoy podemos decir que somos muchas más las personas que lo vamos a extrañar.
¡No importa el camino que elijamos, la naturaleza se defiende caminándola!