Conama y AEAS publican el informe “El camino hacia una nueva cultura de la gobernanza del agua”, donde tomando como referencia los Principios de la Gobernanza del Agua de la OCDE, se analiza cómo mejorar la gestión de los recursos hídricos en España
La escasez de lluvias sufrida en España en el primer trimestre de 2022 ha colocado este invierno como el segundo más seco de toda la serie histórica. Las precipitaciones, según datos de la Agencia Nacional de Meteorología, tan solo alcanzaron el 45% del valor normal y la mayor parte de las cuencas representativas cerraron febrero en sequía meteorológica, poniendo en alerta al sector del agua y al campo.
Esto ha contrastado, sin embargo, con las fuertes lluvias de primavera, generando inundaciones y derrumbes en numerosos puntos de España, especialmente, en los territorios mediterráneos. Ante este contexto y el riesgo de episodios similares debido al cambio climático, se hace esencial contar con políticas de agua y una gobernanza que fomenten la gestión sostenible de este recurso vital y escaso para el ser humano.
Como gobernanza, entendemos aquel instrumento que aborda el papel de las instituciones y las relaciones entre las organizaciones y los grupos sociales involucrados en la toma de decisiones y la gestión y uso del agua. Impulsarla se traduciría en una mayor cohesión frente al agua, mejorando no solo la eficiencia y uso responsable, sino su conservación por parte de toda la sociedad.
El camino hacia una nueva cultura de la gobernanza del agua
Para avanzar en este aspecto, desde Conama y la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS) se publica el informe “El camino hacia una nueva cultura de la gobernanza del agua”. En el documento, elaborado por Gari Villa-Landa Sokolova, responsable de Asuntos Internacionales de AEAS y Eduardo Perero, director técnico adjunto de Conama, y, se toma como referencia los Principios de la Gobernanza del Agua de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) – eficacia, eficiencia y confianza y participación – y su Marco de Indicadores de Gobernanza y los han trasladado al sistema español.
Esta labor adquiere especial importancia en este momento, por un lado, por la próxima aprobación de los planes hidrológicos del Tercer ciclo de planificación hidrológica que marcará la gestión del agua hasta 2027, presentándose como una oportunidad para sentar las bases de una gobernanza del agua mejorada, avanzar en el cumplimiento de los objetivos ambientales y cumplir con su papel de motor de desarrollo social y económico.
Por otro lado, la reciente aprobación del Programa de Trabajo del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, detalla las medidas a aplicar hasta 2025, entre las que se encuentran distintos estudios sobre los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos y las sequías y sobre las demandas hídricas del sector agrario y en el ciclo urbano del agua, entre otras. Además, el recientemente aprobado PERTE de digitalización del Ciclo del Agua, tiene como objetivo avanzar en una gestión eficiente y sostenible que permita reducir los consumos para adaptarse con garantías a los efectos del cambio climático, mejorando el conocimiento real de los usos del agua a través de la digitalización del sector.
El reto de una política más transversal para la adaptación al cambio climático
Tal y como señala el Director General del Agua, Teodoro Estrela, en el prólogo del informe, los escenarios climáticos “requieren mejorar nuestra capacidad de respuesta y adaptación” para lograr una mayor seguridad hídrica. “Necesitamos un modelo de gestión integrada de los recursos hídricos que garantice un desarrollo económico, socialmente justo y ambientalmente sostenible”, añade.
El informe apunta, en esta línea, a cómo la complejidad de las políticas ambientales, en un escenario de recursos hídricos cada vez menos disponibles, obliga al sector del agua a desarrollar una gobernanza más transversal que analice, coordine y armonice políticas en distintas materias (clima, energía, sector agrario, biodiversidad, reto demográfico, transición justa, etc.), donde el agua está implicada. Además, el Informe señala numerosos aspectos como los relacionados con la mejorara en la armonización, integración y estandarización y coordinación de los sistemas de información. Consideran, además, que se deben ampliar los datos referentes a los costes ambientales y del recurso, entre otros, y sobre el agua y cambio climático.