El pasado 24 de septiembre se celebró en Palma de Mallorca, la ‘Jornada de Trabajo sobre las Prioridades de la Adaptación al Cambio Climático en el Archipiélago Balear’ organizada por la Fundación Conama, en el marco del proyecto ‘Conexión insular para facilitar la adaptación al cambio climático’, que cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad.
En dicha Jornada, inaugurada por Miquel Mir Gual, Consejero de Medio Ambiente y Territorio del Gobierno de las Islas Baleares, se reunieron expertos en cambio climático y representantes de agentes de la administración pública y de distintos sectores empresariales y sociales.
Entre los distintos sectores analizados (turismo, agua, energía, urbanismo, salud, infraestructuras, costas, etc.) el agua fue el ámbito de mayor preocupación considerado por los expertos frente a los efectos del cambio climático en la salud y en el turismo que fueron los siguientes ámbitos de preocupación.
Ya la Demarcación Hidrográfica de las Islas Baleares comienza recordando en el Esquema provisional de Temas Importantes para el Plan Hidrológico de las Islas Baleares que “la disponibilidad de agua de origen natural está muy comprometida, puesto que en la Demarcación el turismo y la alta densidad poblacional generan una fuerte demanda”.
Esta situación se agrava atendiendo a los diferentes escenarios climáticos donde se prevé que las precipitaciones bajen más de 130 mm de media en este siglo y las aportaciones a la recarga de acuíferos, principal fuente de recursos hídricos, se espera que sea entre un 22% y 39% menos, según las proyecciones climáticas que se utilicen, los recursos hídricos existentes se van reduciendo a la vez que la demanda parece que crece.
A esto hay que sumarle el delicado estado de las masas de agua. Según el Documento inicial de la Evaluación Ambiental Estratégica del 3er ciclo de planificación hidrológica, de las 258 masas de agua sólo 102 están en un buen estado, estando el resto en mala situación o sin estudiar. Las principales causas son la sobreexplotación de los acuíferos que causa en algunos casos problemas de cuña salina, el no respeto de los caudales ecológicos y la contaminación de los acuíferos.
La desalación se ha convertido en una de las claves para abastecer las nuevas demandas de un consumo de agua irregular marcada especialmente por el sector turístico de verano. A los 1.189.000 habitantes de las islas se suman más de 13 millones de turistas, que este año se ha visto especialmente impactado y que está suponiendo un nuevo esquema de consumo nunca conocido.
El consumo urbano con un total de 135 Hm3 en 2018, es el uso más intensivo en agua, según datos de la dirección General de Recursos Hídricos del Gobierno de las islas Baleares, mientras que el sector agrícola no es tan importante como en el resto del país con una superficie de 10.455 Ha y un consumo de 47,3 Hm3/año, si bien destaca el que realiza los campos de golf, que suman casi 752 Ha de superficie y un consumo de 7,40 Hm3/año, a pesar de estar obligados a reutilizar sus aguas y a incidencias y sanciones detectadas por los servicios de inspección.
También se han hecho estimaciones de consumo medio donde se muestra que un habitante de Baleares consume de media entre 130 y 140 litros por persona y día, mientras que un turista en Baleares suma más de 542 litros por turista y día y sube hasta los 702 litros por turista y día cuando este se aloja en un hotel de cinco estrellas. Esto demuestra en la necesidad de implicar a este sector en una mejor gestión del agua y en la concienciación de los turistas en su estancia en Baleares.
La reutilización de aguas residuales se está convirtiendo en uno de los focos de mayor atención y en el que más tiempo se dedicó a la Jornada a reflexionar, junto con el reto energético que este tipo de instalaciones requiere para su funcionamiento.
No obstante, también se trató sobre cómo actuar no solo desde el lado de la oferta, sino también de la demanda, tanto en el sector turístico, como los servicios urbanos y el ahorro que potencialmente se podría generar evitando las pérdidas de agua. En este sentido, se estima que las pérdidas de agua por el sistema balear están entre un 30% y 25% del agua captada, según datos de la Dirección General de los Recursos Hídricos, por lo que la renovación de las infraestructuras, especialmente las conducciones, sigue siendo un punto de mejora que se puede acometer con las inversiones necesarias.
Finalmente, la acción frente a las inundaciones tuvo hueco en los debates, no sólo con actuaciones de alerta temprana o medidas basadas en infraestructuras como los estanques de tormenta, sino también con soluciones blandas como los drenajes urbanos sostenibles utilizando las denominadas soluciones basadas en la naturaleza.
El análisis interdisciplinar generado en esta actividad ha puesto de manifiesto la necesidad, en materia de adaptación al cambio climático, de contar con expertos tanto en materia climática como en las distintas áreas especializadas, pero también de la participación de la sociedad. La presencia en la jornada de actores socioeconómicos ha sido clave para poder formular propuestas que estén pegadas a la realidad de la ciudadanía.
Foto: Urbanización Son Parc, en Menorca. / Flickr/Andrés Nieto Porras