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JUAN VALERO DE PALMA: "ES NECESARIO LLEGAR A ACUERDOS PARA QUE LOS AGRICULTORES DE REGADÍO PUEDAN DESARROLLAR SU ACTIVIDAD AYUDANDO TAMBIÉN A COMBATIR LA DESERTIFICACIÓN"



Juan Valero de Palma

¿Por qué, aunque la desertificación es uno de los principales retos ambientales de nuestro tiempo, no ocupa un papel predominante en la agenda y la opinión pública?


Sin duda, es una cuestión que no suele ocupar el espacio que merece en las portadas de los medios de comunicación. Por desgracia, tampoco centra la agenda política. No podemos olvidar que estamos hablando de un problema socioeconómico y medioambiental de primer orden, pero la sociedad lo ve como algo lejano y es más sensible a los problemas que considera que impactan en el corto plazo.

La gran mayoría de la superficie geográfica española (80-90%) se cataloga como semiárida, salvando el norte de España (Galicia, cornisa Cantábrica y Pirineos) y las zonas de alta montaña, y eso nos indica que en estos momentos ya estamos afrontando un problema, pero también tendremos que asumirlo en el futuro. El reto es enorme y es necesario darle la dimensión política, económica y social que merece en el debate público y en la agenda política.

¿Cuáles son los principales factores que contribuyen a la desertificación en España y qué medidas transformadoras son necesarias emprender?


Los principales factores que contribuyen a la desertificación en España, según datos del Ministerio, están relacionados con el clima semiárido; las sequías estacionales; la extrema variabilidad de las lluvias y lluvias súbitas de gran intensidad; los suelos pobres con tendencia a la erosión; las laderas pronunciadas y el relieve desigual; la pérdida de la cubierta forestal cuando tiene lugar un gran incendio; la crisis en la agricultura tradicional, que conlleva el abandono de tierras y el deterioro del suelo y de las estructuras de conservación del agua.

Juan Valero de Palma En este sentido, es vital el mantenimiento de los cultivos de regadío. No es difícil imaginar qué tipo de vegetación y qué suelo habría en provincias como Almería, Murcia, Alicante o zonas de Huesca, las más afectadas por el clima árido y semiárido, si no existiera la agricultura de regadío en estas provincias.

Para mantener un suelo vivo, con una estructura adecuada y evitar que se pierda cuando tenemos episodios intensos de lluvias e inundaciones, únicamente es efectivo mantener cultivos en el suelo, y para que esto sea posible en climas con medias de 200 mm de precipitación anual, cada vez más de carácter torrencial, la única herramienta para lograrlo es el regadío.

¿Cuáles son los acuerdos clave que considera necesarios para abordar los desafíos hídricos actuales y futuros en nuestro país, y qué actores involucran?


Es fundamental dar a conocer a todos los sectores de nuestra sociedad la realidad climática de nuestro país. Lamentablemente, somos un país árido y semiárido y frente a esta realidad, podemos actuar de dos maneras: dejar que el desierto continúe avanzando por nuestro territorio, lo que supondrá emigrar a zonas o áreas más húmedas, o luchar de forma efectiva contra la desertificación.

Estas estrategias de lucha son competencia de las Administraciones Públicas, ya que son las responsables de la ordenación del territorio en nuestro país. España ha realizado una ingente tarea de repoblación forestal de tierras degradadas. Se estima en 5 millones de hectáreas (un 10% del territorio nacional) la superficie repoblada en los últimos 150 años.

Pero, además, existen otros actores clave como los propios agricultores y regantes, ya que gracias a sus buenas prácticas agrarias y de riego pueden evitar el deterioro y la erosión del suelo. Por ello, es necesario llegar también a acuerdos para que los agricultores de regadío puedan desarrollar su actividad ayudando también a combatir la desertificación.

Para impulsar este objetivo, las Administraciones deben proporcionar y facilitar recursos y herramientas. En el caso del regadío, es imprescindible disponer de infraestructuras hidráulicas que permitan disponer con garantía de los recursos hídricos. La modernización de los regadíos es, asimismo, la principal herramienta para hacer viables las zonas regables y que los agricultores puedan vivir de sus explotaciones, luchando contra la desertificación, manteniendo la población en el territorio, diversificando el paisaje, etc.



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